FULANO. m. Voz que designa el nombre de una persona, el cual se ignora o se prefiere omitir. Persona cualquiera.
En castellano se dice también fulano en sentido despreciativo, ser un fulano (ser un cualquiera) y ser una fulana (ser una puta). También se utiliza en la sucesión fulano y mengano o fulano, mengano y zutano. Por lo que toca al más importante de estos personajes, fulano es lo mismo que tal, y cuando decimos fulano y mengano es como si dijéramos tal o cual. Se tomó esta costumbre de la lengua árabe, donde fulân es tal. Gonzalo de Berceo, en el siglo XIV, utilizaba fulano como sinónimo de tal, y decía “monje de fulana monjía“, como diciendo “monje de tal monjía“. Es palabra antiquísima, que afectó al castellano y al portugués, aunque no al catalán. Después, fulano se convirtió en un sustantivo y pasó a designar el nombre ignorado de un individuo o a un individuo ignorado.
MENGANO. m. Dícese por cualquier persona, uno cualquiera.
La retahíla es fulano, mengano y zutano. Aún puede leerse en algún lugar que estos tres sustantivos eran los nombres de ciertas tribus africanas, al sur del desierto del Sahara; sin embargo esta etimología es inverosímil y los especialistas han señalado los verdaderos orígenes de estos vocablos. En el caso de mengano, al parecer podría surgir de la derivación de man can (árabe: cualquiera, quien sea), expresión que se habría visto afectada por el anterior o coetáneo fulano. En el caso de zutano sucede algo similar, pero sus fuentes están en ciertas interjecciones, tal vez ¡zut! o ¡zat!
buenisimo dato! mira vos lo que venimos a aprender ..!
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